domingo, 11 de septiembre de 2011

EL MANZANO DA LUGAR A OTRO MANZANO























De una pequeña ramita débil y joven nacen los grandes y fuertes árboles. Como los manzanos.Erguidos, cada primavera se adornan con flores y, al final del verano, antes de la caída de sus cabellos,ofrecen el fruto prohibido de Eva.
Pero el tiempo pasa, y no en vano. Los viejos deben morir para dar paso a los jóvenes. Todo lo que nace muere, nada es para siempre y todas las cosas buenas llegan a su fin. Tal vez sean buenas precisamente por eso: porque no son eternas, lo que las convierte en preciadas. Y del árbol caído, podrido, surgue una nueva ramita de vida que, poco a poco, termina por sustituirle. El viejo árbol es mutilado para que la joven rama, que asoma sus ganas de vida, crezca hacia el cielo y poco a poco se convierta en un nuevo... manzano.

(Me llamó la atención este árbol, ya que creció en el lugar en el que ya estaba otro viejo manazano -cuyo tronco todavía está visible-,que hubo que mutilar para que el nuevo y joven manzano pudiera crecer y tener sitio.)